Vivaldiclub abre sus fronteras!
No sé porqué, alguien un día soñó con viñedos,
soñó con carnes, con vinos y con cuevas subterráneas donde almacenarlos, con
sus oscuras y frías despensas, denominadas por muchos "roblas".
No sé porqué, alguien se acordó de Don José
Gordón, que haciendo honor a su apellido, llena desde tiempo há, su robla de
diferentes tipos de caldos, distintas razas de carnes y múltiples mesas,
distribuidas por todos los recovecos de su bonito local.
En esta ocasión Queco decidió dar luz verde a
salir de la comunidad, para invadir la casa del Gordón, mermando las
existencias de su Tares, Cepas Viejas y comiéndole 6k de sus carnes. Don José,
en venganza y como lo hace con todos, nos vació las carteras.
La bodega El Capricho, sita en Jiménez de Jamuz,
pueblo conocido por sus famosos alfareros, que en esta ocasión , escondieron
vilmente su pedanía a Jenaro, hasta hacerle brotar, tiene a bien considerarse
uno de los sitios donde mejor carne se puede comer, y damos fe, crían sus
propios bueyes, tan buenos o mejores que los otros que ofrecen en su carta.
José Gordón en persona, sale, parte y reparte la
carne, un detalle.
El trato es ejemplar, el vino que tomamos, un
acierto, la carne un espectáculo, que al principio se antojaba interminable
pero que al final, gracias quizás a los recortes del sespa, que nos tienen
famélicos, dimos buena cuenta de los enormes chuletones del castrado morlaco.
Un acierto el sitio, una jornada estupenda en un
restaurante que bien podría tener, si bien no una estrella michelin, un porqué
no, Cencerro Vaquil.
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